El perito de parte es contratado, tal como indica su nombre, por alguna de las partes implicadas en un juicio. Cuando se le llama se hace con la intención de que su informe sea favorable a los intereses de dicha parte, es decir, que apoye sus argumentos. Esto quiere decir que la labor del perito será intentar probarlos.
Esto solo quiere decir que el informe estará orientado, exclusivamente, a probar o no los hechos que se le solicitan y no tendrá que investigar nada más. Pero en cualquier caso, el perito de parte siempre está obligado a decir la verdad y a que su informe sea imparcial, señalando hechos probados o debidamente argumentados.
Por ejemplo, si se contrata a un perito de parte para apoyar el argumento de un abogado que quiere demostrar que sus defendidos no tenían conocimientos suficiente para entender un contrato bancario, como puede ser en el tema de las preferentes, la labor del perito consistirá en demostrar qué conocimientos financieros tenían dichas personas en el momento de firmar el contrato.
Su trabajo puede quedarse exclusivamente aquí o puede, si el abogado así lo solicita, dar su opinión profesional sobre si dichos conocimientos eran o no suficientes para entender los conceptos expresados en el contrato o la naturaleza del producto adquirido.
Perito de parte ¿Cómo se le contrata?
Los peritos de parte tienen sus propios despachos a los que pueden recurrir tanto los abogados como los clientes a modo individual. Muchos peritos trabajan de forma habitual con un despacho de abogados ya que estos mueven muchos casos y suelen necesitar de diferentes expertos según el caso.
Es preciso que se establezca una relación de confianza entre el perito y el abogado, ya que tienen que trabajar mano a mano. A veces, incluso es más necesaria la compenetración entre el perito y el abogado que entre el perito y el cliente que en algunos casos, dependiendo del tipo de juicio, ni siquiera tendrán que hablar entre sí.
En algunas ocasiones, como es el caso de todos los escándalos con productos bancarios, los clientes recurren directamente a los peritos ya que lo que necesitan para actuar es la redacción de informes que son más competencia de estos que de los abogados. Solo en el caso de que se llegue a la vía judicial, el cliente debería de contratar a un abogado que puede ser recomendado por el perito si así se le solicita.